Y aquí estoy, subiendo por las paredes de este abismo oscuro en el que caí hace tantas lunas.
Me encuentro en ese punto en el que me rompo las manos contra la pared fría y de pronto caigo sin parar, para volver a aferrarme a la esperanza y subir otra vez.
Me encuentro en ese punto en el que las palabras se olvidan y lo único que se ahoga en tu garganta es ese nombre, en ese punto donde el alma se quiebra en mil pedazos y hay tanto silencio que puedes escuchar cuando caen rompiendo tu corazón a su paso.
Me encuentro en ese punto en el que dejas de conocerte, olvidas quién eres y en medio de la oscuridad alguien desconocido te mira a través del espejo, allí donde le temes a las noches sin estrellas y al silencio porque le temes a tus propios pensamientos.
Allí me encuentro, justo donde las miradas pierden la luz, donde el sol deja de brillar y los recuerdos caminan por los muros que se hacen cada vez más angostos aprisionándote en una celda en la que no queda aire para respirar.
Estoy en ese punto de quiebre donde confundes el amor con la obsesión o la locura. Justo donde dormir se hace difícil porque no hay nada para soñar.
Justo allí me encuentro perdida, intentando recordar las palabras que acabo de pensar para escribir en este papel, donde mi mente se dispersa recordando aquello que fui, las cosas que tuve y lo que no va a volver; aferrándome al pasado, anhelando desesperadamente que tus palabras sean para mi, que ese amor que tanto profesabas llevara mi nombre, el que ya se me olvidó.
Estoy perdiéndome otra vez en tus recuerdos...
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