martes, 22 de diciembre de 2020

Un beso en Madrid (original)

 Hoy he descubierto que las bombillas de la carretera se quedaron sin luz,

aunque siguen alumbrando las horas nocturnas.


A ese extraño fenómeno he decidido llamarlo ausencia,

porque también he aprendido la diferencia entre luz, y energía eléctrica.


Por suerte para los dos,

en mi pecho resplandece un faro de mil metros de altura,

esperando que aparezcas en el horizonte,

para hacernos pequeños sobre tu almohada.


Hoy he descubierto que a los soñadores errantes se les extraviaron los nombres,

y en medio de la confusión,

también se les olvidó cómo decir "te quiero",

y en lugar de eso, se aventaron desde un precipicio sin red, ni paracaídas,

para explorar los recovecosbde un beso.


Por suerte para ambos, me he construido un par de alas de seda.

Ciertamente no sirven para volar,

pero son de la talla justa de nuestra cama.


Hoy entendí que las suelas gastadas de mis sandalias no extrañarían la ciudad,

de no ser por esas caminatas solitarias que me llevaban a tu encuentro.

Esporádico.

Silencioso.

Fortuito y a veces furtivo,

que se queda por momentos escondido entre mis dedos,

y no se deja ver.


Por suerte para nosotros mis manos saben perfectamente cómo se siente el papel,

y cómo se toma la pluma, 

para derramar entre versos y tus besos, el recuerdo, el aroma y eso etéreo que se siente tan bien.


Hoy aprendí que la gélida distancia que me separa de tus brazos,

puede quemar la piel.


Y que las palabras que brotaron de tus latidos profundos,

son tan cálidas, que podrían quemar aún más,

de no ser por la certeza de que tus labios me extrañan tanto como los míos extrañan el aroma de tu voz.


Hoy he decidido darle crédito a mi paciencia, 

y darme el permiso de esperar tranquila tus tormentas y tu lluvia de estrellas,

porque la astonomía de tus ojos se ha vuelto infinita,

y quiero explorarla hasta su final.


Hoy he decidio convertir en invierno la primavera,

porque el blanco puro y el frío cruento

son la excusa perfecta para invitarte a bailar,

y que se nos acaben los besos en Madrid. 




lunes, 19 de octubre de 2020

Observatorio

 Yo sé que no sabes que en tus ojos habita una galaxia.


O que en el infinito de tus piernas se esconde mi universo.

Tampoco sabes que las flores crecen durante el invierno, siempre que sueño contigo.

Ni que la curva mortal de tus brazos, me haría perecer si caminara con mis dedos por sus carreteras.

Yo sé que no sabes que mi oscuridad amanece cuando te ve.

O que en el tempo de dos negras, soy capaz de decir "te quiero", afinando cada letra con los matices graves de tu voz.

Yo sé que no sabes que la ciudad se vuelve silenciosa cuando te escucho reír,

o que sus avenidas serían mi hogar, si las transitara atrapada por tu compañía.

Tampoco sabes que tu espalda es como una montaña rusa de la que no quisiera bajar, a pesar de las mariposas desesperadas en mi estómago.

Sé que no imaginas esa fotografía que se compone de mis ojos a través del telecospio,

contemplando distante el sistema solar que se esconde tras tus labios.

Ni eres consciente de la helada tormenta que se forma en tus cabellos.

O que la brisa de otoño se vuelve mi consejera, cuando en silencio pido valentía para hablarte.

Y que la mudez se vuelve mi escondite, cuando esa valentía se me va, siempre que recuerdo el océano condensado en tus pupilas.

Yo sé que no sabes que estoy aquí,
distante
mirando cada uno de tus soles y tus lunares,
desde mi observatorio.

miércoles, 18 de marzo de 2020

(Poema original)

Cae el ocaso y va corriendo en busca de sus pupilas.

En el trayecto,
pasea entre las luces y las sombras de su propio arte
y su identidad se extingue para encontrarse.

A solas.

El arte se difumina con pigmentos de ceniza
detrás de sus pestañas
y colorea de hermosura la comisura de sus labios.

Colores.

Juega con su cabello,
y con la tela,
y con su desnudez.

Se descubre.

Se oculta.

Y vuelve a aparecer.

Se mira.

Se pierde.

No se reconoce
y se encuentra en los ojos de alguien
cuyo nombre fue inventado.

Espejo.

Voz fingida
y el infinito de sus piernas
Toma una forma diferente.

Se va.
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