sábado, 15 de agosto de 2015

Mario Benedetii

"Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque,
vibran en su rincón las telarañas,
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos,
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro.
Una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende,
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente.

Una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.

FRAGMENTO POÉTICO| La seducción de las palabras por ALEX GRIJELMO

Los poetas demostraron, antes que los psicolingüistas, que todas las palabras suenan en nuestros oídos aunque las leamos en silencio. Después, los estudiosos del lenguaje y del cerebro humano han convenido en que la lectura de un texto va acompañada de una articulación interior, imperceptible. Ellos lo llaman "subvocalización". Por eso aprender a leer afecta a la forma de percibir las palabras que se oyen. Una vez que sabemos leer, no sólo vemos las palabras con sus letras. También las escuchamos con sus sonidos. Y con los sonidos nos llegan los colores de los fonemas y cuanto sugieren. Las formas que envuelven los vocablos crean también una estética que alcanza a los sentidos del ser humano y puede, como un lienzo, dejar admirados nuestros ojos. Las letras cumplen el papel de colores en la paleta de quien plasma un poema. La vocal u, por ejemplo, se inserta en "luz", en "lumbre", en "fulgor", en "fulgurante", en "iluminar", "luminaria"... palabras todas ellas que se apoyan en el sonido "u" y que se relacionan con la luz misma. Dámaso Alonso hablaba de "la magia de la imagen fonética" para componer "la imagen poética", y recordaba aquel verso del poeta dueño del color, Luis de Góngora: "Infame turba de nocturnas aves", donde la acentuación de la frase en las dos sílabas "tur" (turba y nocturna) , en los dos golpes de la u, hace caer sobre el verso dos intensos chorros de luz, pero de luz negra; la
misma luz negra que inunda la palabra "lúgubre"... La negrura de "luto" y "luctuoso", las sílabas que evocan el dolor primitivo de la palabra. Y es esa misma sílaba "tur" acentuada en "turba" y en "nocturna" la que encontramos en "turbio", en el dúo de letras "ur" que hallamos en "oscuro", la misma letra u que sobreviene opaca en el azul marino o en la lúgubre luz del ángulo umbrío, del ángulo oscuro: un cierto fulgor, luz, sí; pero de brillo negro, el brillo de la "púrpura" y del "crepúsculo"; porque el azul profundo y las úes que lo muestran se hallan muy cerca, hasta el punto de que en francés se dice "no veo más que azul" para explicar que alguien no ve nada; y en alemán, "estar en azul" equivale a "estar borracho"... situación que en España se llama también "estar ciego", "ir ciego" o "coger un ciego"... así que estar en azul es estar ciego... y estar ciego es estar borracho, y no ver por culpa de la luz oscura de la borrachera que obliga a "estar en azul"... Las palabras evolucionan en círculos... Porque no en vano las palabras circulan. La a, por el contrario, se muestra blanca... blancas son las letras a de alma y de candida, de clara y de diáfana, de glaciar, de alba y de cal y de agua, y de cana o de diana, la a que transparenta, la a de cristalina y de escarcha... y de la propia palabra "blanca", que exhibe su blancura en las dos vocales que la pronuncian. Y blancos son los "álamos" en su madera blanca, y los "fantasmas" en sus "sábanas", en sus sábanas blancas, vestidos por las aes de todas esas sílabas que hacen menos blanca la "nieve" que la "nevada". La letra i es tal vez el amarillo, palabra que la acoge además en su sílaba tónica, el amarillo de "genista" porque encajaría más a la retama el color blanco y a la genista el amarillo, siendo en realidad la misma planta, sinónimas en los diccionarios... El amarillo que se marchita y amarillea marchitándose y que pone el acento en la i de marchito, el amarillo del pelo rubio, el amarillo de un rostro lívido, del cofre aurino, de la piel cetrina, de la orina, de la ictericia y su palidez, el amarillo del trigo, el amarillo del limón amarillo que comparte el sabor con él, pues el nombre de este cítrico procede del término latino "amarellus" (amargo), pero la palabra que lo nombra tomó el color del claro brillante y se formó con la {acentuada... el mismo amarillo que asume la carga tónica de la delgada vocal que apuntala todas esas palabras, el amarillo que brilla. La o lleva los valores de "negro", cuyo sonido se asocia con lo fúnebre tal vez porque "nekro" llegó al español desde el griego para nombrar a la muerte (identificamos el negro con la necrológica, y vemos el negro futuro de alguien... no se trata de un problema de racismo, sino de sonidos y etimología)... Negro como el carbón, como el luto también, como el chocolate, como el oro negro. La e parece, en cambio, una letra menos coloreada, menos evidente, pero sugiere los marrones y los tonos pardos... el color marrón oscuro del café... La edel roble, de arce, del alce, del reno, del ciervo, del rebeco, la e de los árboles que en plural marronean con sus maderas perennes y que alfombran el suelo con sus pieles despegadas del cuerpo. El marrón del bosque que imaginamos cada vez que se oye la palabra "septiembre". Mallarmé lo resumió al decir que la poesía no se hace con ideas, sino con palabras. Como la seducción. Porque la seducción vive en la poesía.

martes, 11 de agosto de 2015


Creo que, independientemente del hermoso cuerpo que indiscutiblemente tiene ese hombre, la foto es una muy buena foto, aunque no tengo idea de quién podría ser el fotógrafo...





Creo que mi reloj finalmente se ha atrofiado, o mi desorientación temporal ahora sí me ha jugado sucio. El caso es que no he hablado contigo en tan sólo 4 días; escasos e insignificantes 4 días y aun así me ha parecido una eternidad.

No te conozco, jamás te he visto, no sé cómo seas o cómo hables; no tengo idea de cómo sería tu olor, o tu sabor, o si me gustará. Sólo sé que hablar contigo me rescata de mis pesares diarios, y que no saber nada de ti en este punto de la semana, luego de aproximadamente 96 horas resulta agobiante, especialmente para mi sensatez porque a fin de cuentas ni siquiera te conozco…

sábado, 1 de agosto de 2015

¿Seré capaz de emprender un camino sin rumbo?, ¿correr hasta que mis pies no aguanten, sin un destino al que llegar?, ¿Dejar todo atrás para descubrir quién soy?
¿Seré capaz?
La felicidad no es constante pero, cuando esos pequeños momentos tardan en llegar, sientes que naciste para ser miserable, no para vivir...
Estar a solas con tus pensamientos y soñar en silencio cómo deberían ser las cosas para finalmente sentirte feliz...
¿Has pensado en el suicidio como una solución al problema de tu nacimiento?