Hoy te he visto otra vez
y me he vuelto a preguntar
¿cuántas veces más voy a dejarme helar por el miedo?
Hoy te he visto otra vez y he muerto en la inexistencia absurda
de una vida que no es la mía, pero sí es la mía,
pero no es de nadie.
Y te he odiado
pero después te he querido tanto que me he hecho daño.
La primera vez que te vi
eras un montón de palabras pausadas
y yo no era más que un mortal
a cien años luz de tu casa.
Ahora eres todas las cosas
que brillan en mi vida.
Y te he puesto ese nombre
aunque tengas la mirada más oscura del planeta
porque estoy cansada ya de sombras.
Estoy cansada de escribir mi historia de amor
en primera persona del singular.,
de hablar del día que no nos conocimos,
de la vez que no te toqué y eras real,
las veces que no me llevaste a tu ciudad encantada
y la primera vez que no cometí contigo
todos los pecados capitales a un tiempo.
Te veo cada maldito día,
en todas partes,
y sin embargo te echo de menos de la forma más desgarradora,
porque por más que lo intento
no logro existir para ti.
He intentado alcanzarte de todas las maneras,
y he deseado que salgas de mi pantalla
con todas las fuerzas que tengo.
Y cada vez que fracaso te vuelvo a odiar,
y después te vuelvo a querer,
pero al final nada cambia.
Y si nada va a cambiar,
si no vas a encontrar un minuto para dejarme existir,
sólo me queda dejar de buscarte.
Eso, y esperar a que un día despiertes y,
sin razón aparente, me necesites más que nada.
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