Te necesito un poco.
Un poco nada más.
No demasiado, la verdad no tanto.
Te necesito un poco,
para explicar a mi soledad que no quieres quedarte,
para explicar a mis pesadillas que dejaré de soñarte,
para explicar a mis labios que no existirán los besos,
y a mis brazos que no existirán los abrazos.
Te necesito un poco,
un poco solamente.
Para cantar un nuevo poema en el vacío,
para perder mis promesas en el vicio,
para escribir tus sueños en el olvido.
Mi olvido.
Te necesito un poco.
Un poquito, no demasiado.
Para explicar a mis piernas tu ausencia,
a mis manos el tacto de esta cama sin tu presencia,
y a mis ojos, la maldita soledad en este cuarto.
Te necesito un poco.
Nada más un poco,
para explicar a mi mente que no deseas tenerme,
para explicar a mi cámara que nunca estarás en la foto, sólo en mi mente,
para explicar a mi casa que nunca entrarás,
ni hoy, ni mañana, ni siempre.
Te necesito un poco.
No demasiado, la verdad no tanto.
Para olvidar quién eres
y recordar quién era.
Para explicar a mi llanto que si es real,
que te quiero, pero tú no tanto.
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