No soy tan fuerte para irme lejos.
Qué esta mal contigo?
Siento que las llamas me queman y aún así dices mi nombre.
Miras en mis ojos y mi alma se derrumba.
Y me mata tu distancia. No quiero irme pero tampoco quiero quedarme.
Me confunde esa elección entre el dolor y el placer. Sé qué está bien y sé qué está mal, pero no sé elegir. Mi esperanza se ha alejado de mi cordura.
No soy tan fuerte para irme, qué puedo hacer?
No sé estar sin ti.
No soy tan fuerte para alejarme, para irme y dejar tu recuerdo partir.
No sé elegir entre el dolor y el placer...
Dejé pasar el tiempo y él me dejó a mí.
Me he arrastrado en las raíces secas y a pesar de todo no dejo de pensar en ti.
Te he perdido la huella y me canso, no alcanzo y me caigo sobre mis ilusiones rotas.
Creo que te he dado todo y todo he perdido.
Mi aliento, mi sangre, mi cuerpo... Qué más puedes pedir?
Te busco, lo intento, me pierdo y no entiendo. Aún pienso en ti...
Me cegó ese momento de dejarte ir, me atormenta el pensamiento de no volver a sentir.
Y caeré como el demonio encadenado y condenado por siempre a sufrir y sin ti morir.
Nadie me ha obligado a carecer de libertad, y aún así prefiero amarte y arder al abrazar los cielos.
Los secretos que nunca has dado revélalos a mi corazón. Este Ángel de alas negras quiere ser guardián de tus sueños y tibia piel.
No alcanzo a comprender cómo me ha alcanzado el dolor si mi alma ha muerto ya.
No hay esperanzas ni camino a un lugar para olvidar.
Gritan estos labios pidiendo perdón y las lágrimas queman mi piel.
Que maldigan a quien me creó, pues me he perdido en amores sin pasión.
Este demonio, yo. Un ángel de alas negras que se han caído, se quedó en este lugar, sin nombre, sin aire, sin un Dios...
Sin ti.
Bienvenidos, lectores, a este paraje de letras vagas que rara vez encuentran sentido
sábado, 26 de marzo de 2016
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