domingo, 11 de enero de 2015

Carta a un mal gobernante.

Querido opresor,

Si no hablo, no podrás callarme.
Si no cierro los puños, no podrás golpearme.
Si no corro, no podrás encadenarme.
Si no salgo a las calles, no podrás ponerme tras las rejas.
Si no abro los ojos, no podrás bendarlos.
Si no como, no tendrás que alimentarme.
Si no bebo, no tendrás que darme agua.
Si no escucho, no tendrás que decir nada.
Si no leo, no tendrás que darme luz.
Si no estudio, no tendrás que darme libros.
Si no entiendo la tecnología, no tendrás que darme computadoras.
Si no me visto, no tendrás que darme ropa.
Si no pienso, no tendrás que manipularme.

Pero, querido opresor, si hablo, si cierro las manos, si camino con paso firme por mis calles, si abro los ojos y me atrevo a comer y a beber. Si presto atención y escucho cada maravilloso sonido de este mundo, si aprendo a leer y a escribir, a manejar las máquinas. Si protejo mi desnudez y sobre todo me atrevo a pensar y defiendo ese pensamiento, y dejo que ese pensamiento se convierta en una idea, no podrás acabar conmigo; porque las ideas son a prueba de balas.
Si dejo que esa idea cobre vida, que llegue a mis hermanos, que se convierta en un ideal, en un derecho. Si dejo que tome fuerza, que se alimente del miedo, de la indignación, de tus abusos y opresión llegará el día en que mis hermanos se unan, en que se tomen de las manos, hablen con una sola voz, piensen con un solo pensamiento, caminen al mismo paso, firmes y con fuerza...

Ese día, querido opresor. Ese día tendrás que luchar contra un pueblo. Y no hay nada más poderoso que un pueblo unido, que cree en sí mismo y que entiende que no te necesita.

Ese día tendrás que temblar de miedo como yo tiemblo ahora. Ese día tendrás que dormir con un ojo abierto, dejarás de comer y caminarás en la oscuridad como yo lo hago ahora.

Esta vida nos da oportunidades a todos. Tanto para lo bueno como para lo malo. Así que no dudes que llegará tu hora de caer de tu trono de mentiras, sangre y terror para que este bravo pueblo que merece la gloria sea libre...

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