martes, 4 de abril de 2017

Soy animal |Original @yasmiangeles|

Esta mañana desperté sabiendo que los cuentos de hadas no se escriben para los animales.
Una reflexión absurda que me llevó a pensar que tal vez no soy princesa
y me dio la certeza de que, por el contrario, sí soy un animal.

Dicen que los animales no sienten, y en mis intentos por
desenrollar mi propio cerebro, me atrevo a decir
que eso no es del todo cierto.
Soy un animal y siento con total claridad
el agujero que se quedó en mi alma al enterarme de tu partida.

Aún no sé si el vacío lo dejas tú,
o la incertidumbre de lo que me espera.
Aún no tenemos esa conversación tan necesaria,
y cuando se pronuncien las palabras,
sé que va a doler.

Yo creí que seríamos diferentes porque,
al tú ser diferente y al yo ser un animal,
las cosas debían tener una cara distinta.
Pero, me equivoqué.

Creí por un momento que algo de lo que hacía
finalmente tendría sentido.
Pero, me equivoqué,

Creí, absurdamente,
que tendrías la valentía de admitir tus debilidades
pero, me perdí en ti antes de que pudieras encontrar tu propio camino.
Así que, de nuevo me equivoqué.

La mañana es gris y al abrir los ojos
y reconocer que no soy princesa,
sino animal,
creí que tal vez este día sería diferente,
pero, como tú eres tú,
estoy segura de que me volví a equivocar;
y a penas son las seis de la mañana.

En teoría este es el día en que me dirías la verdad.
La que yo ya sé y, por respeto, merezco que reconozcas.
Aunque, a estas alturas,
ya sabemos que me equivoco con facilidad.

Ya no se trata de las sonrisas falsas
y los besos fingidos.
Tu vida ha tomado un nuevo rumbo
y me has lanzado del tren
en la bifurcación que marcaban los rieles.

Tenías en tus manos las caricias que anhelaba y
sin darme cuenta, me hice de la valentía necesaria
para amputar mis propios dedos
y prestártelos
en un desesperado intento por que me tocaras.

Ya el tren se ha hecho pequeño a la vista
y mi única opción es seguir a pie por
la otra vía.

La vida me obligó a experimentar
la indescriptible sensación
de creer que eres nada;
y aprender sin notas en el margen,
cuánto puede matarte ver
cómo otros sí merecieron
aquello por lo que luchaste
hasta perder el aliento.

No soy princesa, soy animal.
Y, contrario a lo que todos piensan,
sí sentimos y, en efecto,
no merecemos nada.


@Yasmiangeles

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