Y aquí estoy.
Rogándole al cielo que me mientas.
Descubrir una mentira que me duela.
Enterarme de que eres un fraude.
O llenarme de decepciones.
Porque si no es así, si no consigo odiarte, amarte en silencio y sin que a ti te importe lo que siento, sería demasiado doloroso.
Tanto que podría matarme...
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