Entonces ven, te invito a que toques mi piel.
Notarás que esta que quema.
La verás sudar y ponerse roja bajo tu tacto.
Ven, pon tu mano,
Acaricia con premura,
pues el tiempo apremia
y no espera.
No sabe de lentitud ni ir despacio.
Simplemente sabe ser.
Ven, pon tus labios,
saborea con dulzura,
pues el dulce se hace escaso,
se disgrega y se corrompe
con este esperar amargo.
Ven, pon tu piel.
empapa tus poros con mi miel.
Deleitate con el aroma de mis placeres
incontenidos,
mi pudor ya marchito
y mi agilidad tan bendita
como la noche misma.
Ven, pon tus versos,
escribe cada palabra sobre mi sexo,
recorre con tu tinta todo mi cuerpo,
plasma cada poema
y abrígate,
aquí,
calentito,
muy dentro...
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